sábado, 19 de febrero de 2011

La voz que no cesa


Llega diciendo: “porque, ¿te acuerdas de aquella vez que bla,bla,bla,bla…?”, y le sigo. Me voy tras él, y empiezo a sentir que no estoy aquí, sino allí, donde me ha trasportado. No, miento, no sé siquiera que no estoy aquí, porque me lleva donde quiere sin que me entere.

Hago las cosas mecánicamente, mientras no deja de hablarme. Que si aquello que pasó, que si aquello que puede pasar si hago tal o si hago cual, que si mejor hubiese sido si, o peor será qué…No para, llevándose mis energías y mi presente. Cuando me doy cuenta, ya ha pasado un buen rato, y yo aquí, estando allí.


Si lo que me cuenta es malo, que suele serlo, acabo imaginando un futuro no solo incierto sino oscuro, donde mi vida es un granito del desierto de las miserias desapercibidas. O me deja varada en algún hecho del pasado, que jamás recuperaré, pero que tensa los músculos de mi espalda como si fueran cuerdas de violín; cuerdas de violín que se clavan y hacen daño, pero más me duele ese instante revivido, una y otra vez, aunque ya no existe.


He intentado responderle, airada y harta. Pero lo que pasa entonces es que entro en un diálogo absurdo, donde él tira por un lado, reprocha y ataca, y yo tiro por otro haciendo lo mismo. Es agotador, inútil.


En cuanto logro serenarme con alguna distracción, puede llegar con otro chisme, otro recuerdo, otro viaje al mundo de las emociones que me cambie el humor y me preocupe. Siempre tiene una opinión que emitir, un juicio que hacer, una premonición que anunciar…Y, cuando no habla y habla sin cesar, canta.


Si, si, canta. Muchas veces alguna de esas canciones que tanto se pegan y menos soportas; si un estilo de música no me gusta pero suena en alguna parte, seguro que es el elegido. Y venga estribillo cansino en mi cabeza…


Lo que más rabia me da es cuando prejuzga, avanza situaciones y me pone más nerviosa, cuando ya estoy nerviosa. Imaginaos una situación de cierto compromiso, aunque no sea de vida o muerte- casi ninguna situación lo es- como preparar una comida o una fiesta para unos invitados; lo que tendría que ser agradable e ilusionante, se convierte por su culpa en una maratón caótica y angustiosa. “¿No te olvidas de nada?”, me pregunta mientras preparo lo necesario. “Estoy en ello”, contesto con paciencia, sintiendo que ya tengo que tranquilizarme. “Te vas a olvidar de algo; ten cuidado”, prosigue. “No, no, todo va a salir bien”, le digo, empezando a pensar que a ver si me olvido de algo. “¿Te acuerdas de aquella vez que te olvidaste de comprar pan?, ¿qué pensarían cuando les serviste salsa y no había pan?”; me aseguro de que haya pan, pero tengo ya la sensación de que algo me olvido, aunque no sé que es. “Por cierto, aún tienes que arreglarte; a ver si te quedas sin tiempo”, me dice; “no, en cuanto meta esto al horno aprovecho para maquillarme”, contesto. “¡Eso, y en cuanto vengas a retirar la bandeja, todo el maquillaje estropeado, por el vaho!”, me recuerda. “O no”, le digo yo; “o si, y estarás hecha un adefesio”, me responde…Al final, quisiera no haber invitado a nadie, no tener prisa, y ponerme a ver la tele comiéndome cualquier cosa, para ver si él me deja en paz y se duerme un rato. Pero no se va a dormir o, lo que es peor, despertará en cuanto empiece a aburrirme y volverá a la carga, y lo sé.


Hasta que he dado con la solución: mirarle cara a cara, en vez de resistirme a su voz e intentar huir. Cuando empieza a torturarme con su cháchara, ya no le eludo, le observo. No le juzgo, no le acuso, no le trato con ira o cansancio; solo le observo. Llega y empieza a murmurarme cosas, cosas para desestabilizarme, apoderarse de mi ánimo, apartarme de lo que estoy haciendo, y yo le dejo venir, pero no le sigo. Le imagino como esas nubes blancas que circulan raudas, los días de verano; pasan y ya está, pues con él lo mismo, que pase y ya está. Se calla al momento.


Últimamente, hasta soy capaz de sonreírle, por dramático que se ponga. Él intenta soltar su perorata- a veces ataca muy duro, el muy ladrón- y yo empiezo a pensar en lo que estoy haciendo, pero dejándole estar, dejándole hablar, mientras le sonrío. Consigo centrarme en lo fresca que es el agua, si abro un grifo, o me fijo en el entorno, sin emitir juicios que me lleven a otro laberinto mental, solo mirando, sintiendo, sonriendo. Al poco me doy cuenta de que se ha callado, y me siento bien, viva, centrada, alegre, íntegra y…muy viva.


Intentadlo vosotros, si os molesta su voz. Suele funcionar, con un poco de práctica y paciencia….Y, no me digáis que no le conocéis, porque siempre le tenéis dentro, como yo; algunos le llaman cosas tan ridículas como “Pepito Grillo”, conciencia, o pensamiento analítico…, pero os creéis que sois vosotros mismos.

8 comentarios:

Mismamente que yo dijo...

A fin de cuentas no deja de ser un grillo, así que a cazarlo cómo el grillo campestre que es. Meadita en su cueva, y cuando asoma para huir del líquido, se le coge y a una de esas jaulitas tan monas de plástico que hacían para ellos, que no se si seguirán existiendo. Y nada de vez en cuando un poco de lechuga, pero eso si, le alimentas cuando tu quieras, que para eso es tu conciencia, y no es ella la que siempre debe decidir.

Bonito relato.

esra dijo...

Se tiene que haber vivido y mucho para acallar la conciencia. Y no hablo de la mala conciencia, que todos somos buena gente.
Simplemente mirar la vida como viene, sin atormentarnos de lo uno o de lo otro, ni que si esto o lo demás allá, para esto hay que tener prespectiva emocional y por supuesto haber vivido.

Atlan sabes hacerte comprender.

Lola Romero Gil dijo...

Gracias a los dos por leerme, Mismi y Esrita :)

Me he extendido en el tema en este artículo,pero aquí más "científicamente" :)

Os dejo el enlace: http://www.suite101.net/content/la-voz-interior-el-dialogo-con-nuestra-mente-a41131

Besos

Carmen dijo...

Nuestro yo interno tiene sus argucias para controlarnos y hacerse oír. No sé yo si con él somos más felices o no. Pero de todas formas en mi otra vida quiero ser rubia, guapa, delgada y sin voces interiores...

¡Ah, que se me olvidaba, y con los ojos azules!

Saludos Esra, me alegra ver tus palabras después de tanto tiempo.

Atlan, me encantó esta reflexión-relato.

Un abrazo, amiga.

De canela dijo...

Mmmm lo voy a intentar...sobretodo cuando se pone pesada con una canción pegadiza "loca loca locaaa" o viene a bajar la autoestima. De eso nada!!
muchos besos...de greta, canelilla...de la gatuna vamos...

Marmopi dijo...

El grillo este es cansino como él solo, sí. Y todos tenemos uno, cuando no son más incluso, y entonces ya es la repanocha. Porque ahí puede estar el grillo plasta y pesado que no para de darnos la barrila y el otro, el grillo dulce, el que nos entiende y nosotros a él. Casi, como dice Mismamente que yo, tendríamos que meterlos, diría yo que a ambos, en un botecito y echarlo a un río. Lo malo es la contaminación ambiental. Y ya sólo faltaba...
Todos tenemos nuestra peculiar jaula de grillos en la cabeza. Y con ella nos iremos al otro barrio. ¿Quién tiene unos buenos tapones?
Besos, Atlan. Buen relato. Dale una patá al jodido grillo... ;-)

Anónimo dijo...

"Hasta que he dado con la solución . . "

En efecto, esa es la solución. Solo q: "Consigo centrarme en. . ."

Yo no consigo centrarme en nada d lo q esté haciendo, porq no m doy cuenta d questoy siendo atacado . . Para cuando voy a darme cuenta, ya llevo diez o quince minutos d mi vida desperdiciados en vivir realidades virtuales q no m conducen a nada, ni m solucionan nada, ni m aportan nada . .

Y sí; acabo dándome cuenta y reaccionando . . Pero los minutos d vida desperdiciados ya no m los devuelve nadie ..

En fin . . Habrá q seguir practicando . .

Ommmmmmmm :) :)

(Muy chulo el escrito, Atlan)

Lola Romero Gil dijo...

Hoy me he enterado de la muerte de un amigo; estoy triste, porque es de esas cosas que la "voz" aprovecha para traerte recuerdos y pinchar donde duele. A saber lo que le diría su voz a Theo,Alfredo.

Aún así, voy a intentar contestaros, porque os lo merecéis por animarme.

Gloria-Mamen, creo que tú conociste a Theo, aunque no recuerdo si llegasteis a forear. No andábamos tú y yo muy amigas en aquél entonces. Con él me ocurrió algo parecido, nos discutimos y luego nos reconciliamos. Pasa siempre con las personas demasiado afines. Cosas de "las voces", que nos engañan respecto a otras personas. No desees nada más que lo que tienes ya;en tu caso, no te hace falta ser otra persona,eres estupenda así.

Gretica, lokatagata, a mi también me tiene frita esa cancioncilla de la Shaki...¡Me la has recordado y ya está canturreando en mi cabeza!,menos mal que es gratis, que ahora quieren cobrar hasta por las descargas.

Marmo, ¿qué te digo a ti que tú no sepas?. Tú si conociste a Theo. Recordábamos sus versos de "trompas" en la Oda hace unos meses. Si aprendes a cazar al grillo cabrón, dímelo. Al mío solo lo domestico a ratos, y hoy me tiene fastidiada.

Anónimo..., seguro que sé quien eres pero no puedo reconocerte si firmas así ;) Es igual,porque de todos modos te diría lo mismo: Sigue practicando, siempre es mejor ganar el resto del tiempo y darle en las narices a la comedura mental, aunque se pierdan esos minutos. ¡Ommmmm!..., yo suelo utilizar mejor el "yo puedo" :)

Gracias a todos por estar ahí y hacérmelo saber. Besos a repartir.

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